sábado, 17 de julio de 2010

Objetos de apego

Por Ivanna Toya.
Antes del año de vida, algunos bebés comienzan a desarrollar apego hacia ciertos objetos. Éste objeto puede ser un peluche, una mantita, una vieja sabanita, un chupete, o cualquier otro objeto que llegue a sus manos y que les guste.
Éste objeto es tan querible por ellos(los bebés), que no lo dejan ni un minuto, y no resulta raro que no se duerman si no lo tienen en su compañía.
En psicología se les denomina "objetos de transición", porque ayudan al bebé a completar la transición entre la etapa de dependencia total a la de independencia como bebé. Hasta entonces el bebé sentía que formaba un sólo ser con su madre y ahora inicia otra fase, en la que deja de identificarse con ella. En éste proceso de desapegarse paulatinamente, el niño se aferra a un objeto que le aporta seguridad y calma.
El reconocido pediatra norteamericano Terry Brazelton, señala que a pesar de que muchos padres lo consideran un problema, en realidad este tipo de objetos constituyen una bendición, un recurso que puede ayudar a tranquilizar al bebé y -cuando es bien utilizado- a establecer una comunicación con él en situaciones difíciles.
"Si un objeto amado puede ayudar a un niño a madurar, me parece obvio que los consideremos como un tesoro. A medida que maduren, otros amores e intereses los reemplazarán, pero la sensación interior de competencia y seguridad que habrán aprendido a desarrollar, mediante tales patrones autodependientes en la primera infancia, les prestarán valiosos servicios", señala Brazelton.
Según los especialistas, los niños depositan en los objetos de transición una serie de sentimientos y afectos que les permiten mantenerse en contacto con su madre(por lo menos de manera simbólica). Se ha calculado que entre el 50% y el 60% de los pequeños tiene o tuvo, aunque sea durante un breve tiempo un objeto que jugó ese rol.
La duración de éste hábito dependerá de muchos factores, por ejemplo, las circunstancias personales del niño, la intensidad de los afectos involucrados y el manejo que los padres tengan de la situación, aunque en la mayoría de los casos tiende a desaparecer entre los 3 y los 4 años de edad, aunque algunos especialistas indican que no hay inconveniente en que se prolongue hasta los 5 o 6 años. Mientras tanto, hay que tratar de tener mas de un objeto de apego, para poder brindarle la higiene necesaria, y tambien en caso de q se pierda o no se encuentre al momento de acostarse, para que sirva de repuesto.
¿Porqué sienten mas apego a un objeto que a otro?. Sucede que los bebés son muy sensibles a la textura y al olor de las cosas, más que a su forma e incluso a su color y por eso, muchas veces sus criterios de elección no son precisamente estéticos. Pueden sentir verdadera devoción por un trozo de tela, aunque dispongan de hermosos peluches, muñecas o cojines con animalitos bordados.
Los especialistas coinciden en que se les debe permitir que sean ellos los que lo escojan. Aunque se les puede ofrecer alternativas, ellos tendrán la última palabra. Tampoco hay que ocultarles el objeto. Más adelante, cuando esta etapa haya finalizado, será el propio niño quién perderá interés por ese objeto y lo abandonará, sin sentirlo como una pérdida.
¿Cuando decir adiós al objeto?
Cuando el pequeño sea capaz de comunicarse claramente y entienda las ventajas que conseguirá al dejar ese objeto, se le debe ir convenciendo lentamente para que lo abandone. después de esto, una buena idea es hacer un ritual de desprendimiento en una fecha especial, entre los dos y tres años y medio, dependiendo de la madurez del niño. Por ejemplo, decirle adiós al chupete, "que deberá partir a otra casa, donde un bebé lo necesita más".
Para retirar el chupete, se le puede ir sustiruyendo por un peluche o muñeco, el que se puede atar por unos días al chupete. Ello contribuye a que el menor se encariñe y a que la separación sea menos difícil.
En el caso de los padres que no permiten el uso del chupete, lo recomendable es que se aseguren que el hijo pueda escoger con libertad alguna otra pertenencia que cumpla las mismas funciones.
Si el niño se apega a la mamadera,no hay que dejársela con leche, solo con agua, ya que le puede picar los dientes.
Si el niño se aferra a una manta, córtela en pedazos pequeños, para que pueda tener siempre una limpia y disponible. Altérnelas para que ambas luzcan siempre muy parecidas ya que si alguna se ve nueva o diferente, el bebé podría rechazarla.

2 comentarios:

  1. Es obvio que en nuestra cultura la presencia de objetos de apego es extensa. Sin embargo, tal vez esto es producto de la separación temprana forzada de los bebés y sus cuidadores principales, que hace que el bebé haya de vincular afectivamente con un ojeto porque no tiene cerca a su figura de apego.
    http://mochilasportabebes.net

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